jueves, 19 de enero de 2012

Sólo te puedo decir que gracias.

No, en serio, muchísimas gracias por hacerme ver la realidad tal y como es. Gracias a ti me he dado cuenta de que cada uno ve la vida distorsionada a su manera, y que no todo lo que yo creía que pasaba era lo que pasaba verdaderamente. Que tú no me mirabas mal, ni tus amigas; que yo no te caía mal, que no me ignorabas, que no me odiabas, que no pensabas todas aquellas mierdas que yo me creía. Me has demostrado ser todo lo contrario a mis expectativas, parece que después de 6 años no te conozco tan bien. Me sé tu grupo favorito, tu color, casi me sé tu horario de clase, sé perfectamente los días de la semana en los que llevas el pelo recogido y cuando lo llevas suelto, sé tu canción preferida, los sitios escondidos a los que vas a fumar, sé cuando entrena tu novio al fútbol, a qué hora sacas a pasear a tu perro, hasta me sé los nombres y apellidos de todos tus amigos.
Al parecer todo esto no basta para conocerte bien, pero me ha ayudado mucho a recuperarte. Y mira, a todos aquellos gilipollas que decían que yo estaba loca, y que eras una obsesión: Que os jodan a todos. Gracias a ver todas sus fotos y aprenderme de memoria las cosas que le gustan, vuelve a se todo como antes, y eso es exactamente lo que quería. Sabéis que? Si de algo me ha servido estar "encontrándome por casualidad" con ella durante 5 años, que se dice pronto, es para poder sacar algún tema de conversación.
Por todo eso he demostrado que nunca jamás hay que rendirse, por muy difícil que sea lo que quieres conseguir; y que a veces hay que hacer locuras por la gente que te importa, porque al final se notan los resultados. Ella me importaba, y por una causa u otra la perdí, y no voy a decir que no me ha costado que volvamos a ser amigas, que volvamos a tener esa confianza de contarnos cosas, y que nunca he dejado de quererla como si fuera mi hermana mayor.
Y te tengo que dar las gracias por demostrarme que tú no eras un monstruo como yo pensaba, que tú me intentabas saludar, que tú me das consejos, que me ayudas, que eres humilde; que me has tratado como a una más, y no como a una enana, que me has enseñado que hay que hacerse respetar ante los demás, porque yo no soy menos que nadie, por ser pequeña, mayor, alta o baja, y que no tengo que tener miedo a quedar mal delante de la gente. Y sobretodo, lo que más me ha sorprendido de ti, es que me hayas presentado a uno de tus amigos mayores, como si yo fuera tu amiga, sin importar cuántos años tengo.
Gracias por darme una lección de humildad, de amistad, de serenidad, de insuperficialidad, de ser persona, de confianza... En serio, todo este asunto es exactamente como soñe, es genial, porque tú eres genial. Ya no recordaba lo reconfortante que era contarte mis problemas y que me los solucionaras, lo que era darte un abrazo, lo que era estar a tu lado a solas sin que nada de lo demás importase, lo que era ser tu amiga.
Y debo reconocer que eres la persona más perfecta que he conocido: Eres guapa, alta, delgada, buen cuerpo, el pelo más bonito que he visto nunca, eres majísima, bailas genial, eres humilde, tienes muchos amigos, eres inteligente, eres sencilla, vistes bien, tienes un novio que te quiere, a todo el mundo le caes bien, todo el mundo te adora, todo el mundo te conoce, eres divertida, eres sensible, eres sensata, eres agradable; eres un poco infantil a veces, y le sacas una sonrisa a cualquiera, deslumbras con tu sonrisa, eres lista, y lo mejor de todo... me quieres, aunque no me lo hayas dicho, lo sé.

Te echaba mucho de menos. Te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario